lunes, 12 de septiembre de 2016

Otra que se apaga: Buenos Aires casi esquina San Luis

Es tristemente irónico que uno se pasa el día mirando, mirando, mirando. Y a veces, sigue sin poder ver.

El otro día fuimos con Vane a dar una vuelta. De pronto pasamos por la misma esquina en la que yo me bajo cientos de veces por mes. Pero no, era la otra ochava, y era otra vereda. Ahí la vimos; ahí estaba y pronto ya no estará más.

Incluso ahora, cuando la buscaba por GSV, casi la paso de alto. Es una de esas casitas lindas, pero totalmente anónimas, que pululan, sin firma ni muchos detalles, por el centro rosarino. Aparentemente funcionó, hasta hace un tiempo, como local de comidas o algo similar (aunque no estoy seguro, lo digo por el cartel gastronómico de una de las ventanas).






Así la encontramos durante la caminata, ya dejando de ser.















Esta fue la última mirada que le di, antes de volverle la espalda. Como en otros casos, la gente me prestaba atención al verme sacar fotos. Es algo que me agrada, porque creo que ayuda a que perciban su ciudad de otra manera. ¿Pensarán que soy turista? Sí, me ha pasado.

Cierro la nota triste con esto. Mientras tomaba esta última foto, y cruzaba la calle, me crucé con un muchacho que se tomó unos segundos para mirar hacia donde yo estaba tomando fotos. Incluso cuando dejé de mirar el edificio, él siguió mirándolo. Tal vez era de la zona, y se sorprendía, como yo, de la demolición. Tal vez nunca había MIRADO ese edificio; tal vez solo lo había visto. Tal vez lo reconocía ahora, mientras moría y desaparecía, porque yo lo miraba morir.

Son cosas que me llevo. No sé si tristes, pero creo que no son negativas.

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