sábado, 6 de agosto de 2016

Avenida Alberdi esquina pasaje Eguren

El edificio a fines de 2013, cuando la concesionaria ya había cerrado.
Esta entrada tiene muchas aristas. Comienza con un edificio casi anónimo pero con rasgos distintivos, que hasta hace tiempo era una concesionaria de motos enclavada en plena zona comercial de Arroyito.

Paso por ahí diariamente, pero en colectivo, por lo que es uno de esos edificios que aparentemente uno conoce al detalle, pero que a veces uno ve de cerca y descubre más cosas. Así fue en este caso.

Como puede verse a en estas dos fotos de Google Street View, a simple vista parece ser un simple edificio grande, con detalles que lo relacionan al art decó (las rayas horizontales de la zona más alta) o incluso al racionalismo (las ventanas con extremos semicirculares, una en la entrada, en la ochava, la otra en la fachada que da a Avenida Alberdi, que aquí no se puede ver a causa de los frondosos árboles). En suma, eso es lo que siempre pensé del mismo.

Sin embargo como comento más arriba, la concesionaria cerró y con el tiempo fui testigo del abandono del lugar, que se puso en alquiler. Empecé a temer que le pudiera pasar algo a este edificio, en el que intuía algún tipo de valor arquitectónico; por lo menos a mí me parecía agradable. Además, está emplazado en una esquina curiosa, de la cual hablaré más adelante, por lo que creía que si era demolido, todo el conjunto perdería su encanto.

Este miedo se acrecentó cuando, un día, vi que el edificio tenía un problema grave. Los dejo con las fotos de Google Street View, que pasó bien cerquita del lugar y pudo captarlo al detalle.


La fachada del pasaje Eguren. Observen el deterioro del alero,
a la derecha.
 

Foto desde abajo del alero; nótese que se está desprendiendo el revoque
y se ven los ladrillos.

Detalle del daño en el alero, por el abandono y la falta de mantenimiento.
Ahora bien, este problema venía de tiempo atrás y como el edificio no fue mantenido por sus dueño, se acrecentó. Un día pasé con el colectivo y vi que parte de la mampostería se había desprendido. Como el lugar es transitado, al poco tiempo lo vallaron. Fue ahí que temí por toda la estructura. Pasaron los días, y algunos trozos más se cayeron, hasta el punto en el que uno podía ver la malla de alambre que colgaba, con restos de cemento pegados.

Pasaron varias semanas y después, un día, noté que había albañiles trabajando en el alero. Fue ahí que me calmé, porque si iban a demoler todo (algo totalmente irracional, porque el resto del edificio parecía estar bien) no tenía sentido arrancar por abajo. Dicho y hecho, al poco tiempo el alero había desaparecido, y las vallas mantenían cerrado al edificio pero ahora mostrando otros detalles.

Cuando pasé de nuevo, lo primero que noté fue esto. Bajo dos de las ventanas falsas, había en el ladrillo marcas de antiguos marcos. Como si allí abajo hubiera existido algo más antes que el alero.

Entonces pensé que este alero no terminaba de encajar en el conjunto de la construcción. Lo había visto tantas veces en su lugar que lo di por sentado como algo que estuvo siempre ahí, pero no, en realidad no fue así.

La inspección en otras partes de la fachada que da a Avenida Alberdi me dice que, evidentemente, este edificio es más viejo de lo que aparentaba; originalmente no era ni racionalista ni art decó, sino que, por la altura de estos supuestos arcos y de su escasa anchura, evidemente era un edificio más tradicional, posiblemente art-noveau o similar.

Obsérvese a la izquierda el arco de ladrillos que rompe con el intercalado
normal de cualquier pared; abajo había una puerta o una ventana.
Detalle de más cerca de lo anterior. Se nota con claridad el arco que soporta
el resto de la estructura. Obsérvese también los adornos superiores, que
a mí se me antojan entre art-decó y racionalistas.

Así que ese edificio que parecía una cosa era, en realidad, otra. Ahora, a punto de ser reciclado (espero que pronto sea alquilado o comprado, y usado para algo útil), veo que ya había sido reciclado antes. Tal vez ahí hubo una casa, o una farmacia, o vaya uno a saber qué cosa.

En esta foto podemos ver ladrillos de dos colores; los más rojos tal vez son más nuevos, o tal vez simplemente diferentes. Lo que refuerza la teoría de que el edificio tuvo reformas grandes en su fachada, sobre todo en la parte que da hacia la esquina.

Pero hay más evidencia. Como digo, es una historia con muchas aristas. Hace unos días me tomé el 113, único colectivo que transita la brevísima cuadra del pasaje Eguren sobre el que está este edificio (hay otra cuadra también muy breve a pocos metros; espero algún día poder retratar todo el recorrido del pasaje, que mide unas 4 cuadras en total).

En fin, lo que vi fue más evidencia. Primero, ventanas tapiadas, con marcos propios de las casas antiguas; además, el típico almohadillado, las líneas en la fachada y un brevísimo alero, que posiblemente fue el límite del techo con una terraza amurallada.

Como puede verse en estas fotos, es evidente que, sobre el edificio anterior se construyío al menos un piso más, o tal vez un piso y un entrepiso, de acuerdo a la cantidad de ventanas y sus alturas relativas.

Tal vez todo el complejo fue más que un solo edificio; tal vez fueron dos que se unieron y se convirtieron en uno. Todo indica, por la falta de puertas, que se trata de un solo bloque ahora, al cual se accede por la Avenida Alberdi.

Así que ahí cierro mi historia, que se viene desarrollando desde hace varios meses, cuando empecé a ver las rajaduras en el alero. Todo lo que nos enseña esto es a mirar mejor y a no sacar conclusiones apresuradas. Algunos edificios pueden parecer una cosa y ser otra muy diferente; con respecto a esto, no digo que lo que acabo de decir sea todo cierto, pero me parece bastante evidente lo que sucedió.

Bueno, los dejo con una foto del pasaje Eguren en perspectiva; a ver si, como digo, algún día de estos lo puedo recorrer y fotografiar como se merece, en especial sus dos brevísimas cuadras, la del principio y la del final.







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