viernes, 8 de enero de 2016

Los perdidos (II): Jujuy entre Presidente Roca y España

Hace unos días fui a la casa de un amigo, que queda cerca del Colegio San José, y me topé con un enorme hueco. Solo quedaban restos de una pared color morado, y algunos detalles que me hacían parecer que lo demolido era una casa antigua.

Y sí, lo era.

No había prestado mucha atención a la misma. Y ahora que veo las fotos, no lo puedo creer.

Además de estudiar en el Colegio San José, tenía un muy buen amigo que vivía muy cerca, por lo que pasábamos mucho tiempo en su casa. Conocíamos los alrededores y muchas veces íbamos a comer o a divertirnos por la zona. Cuando nos hicimos más grandes, eso incluyó ir a diferentes bares que quedaban muy cerca.

No es casualidad, entonces, que varias veces hayamos recalado en Galiffi. Un bar que estaba justo a la vuelta de la entrada del San José, y que nos quedaba cerca de muchos otros lugares. Yo por lo pronto no puedo considerarme un habitué, pero sí fui muchas veces con varias amistades de la secundaria.

Es irónico. No había reparado en que seguía estando allí, cada vez que pasaba para ir a la casa de un amigo nuevo. Y ahora su demolición, su desaparición, me retrotrae a otra pérdida para mí muy dolorosa en la zona, que todavía les debo comentar.

Es duro y triste cuando desaparecen lugares que significaron algo para uno. En este caso no es un lugar tan amado, tan querido, pero sí uno que fue parte de mi vida. Adiós. En mis zapatillas tengo todavía barro de cuando pisé esa vereda anegada, hace pocos días, bajo la lluvia. Ahora no la quiero lavar.




Las molduras, algo borroneadas por el acercamiento extremo. Es irónico que
no prestara atención en ellas, ni cuando íbamos a tomar algo, ni ahora cuando
redescubrí, de día, el lugar. Pero la vida es así, supongo.

Yendo hacia allí me metí por el Pasaje Saguier, que ya reseñé en esta otra entrada. También me encontré con una enorme demolición. Lamentablemente en ese momento no saqué fotos de todo el pasaje, por lo que no puedo saber qué se demolió. Aunque creo que se trataba de una casa más o menos antigua, no puedo asegurarlo; sólo sé que tenía paredes color verde manzana. Aquí GSV no puede ayudarme: como suele suceder, no se mete por los pasajes, por lo que lamentablemente tal vez nunca sepamos qué se perdió allí. Un perdido más, y ahora realmente perdido.

Se sigue yendo mi ciudad. Algo que siempre supe que pasaría, pero no deja de ser doloroso.

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