domingo, 12 de abril de 2015

Cine Cervantes, San Juan entre Santiago y Pueyrredón

A veces uno descubre cosas por casualidad. La última de estas fue la que generó esta entrada. Estaba haciendo tiempo por la zona de San Juan y Santiago y como no tenía ningún punto de referencia, me puse a dar vueltas a la manzana.

En un momento me llamó la atención un local comercial y me puse a mirar la vidriera. Al rato (la vidriera me interesó mucho) me di cuenta de que se trataba de un edificio reciclado, así que alcé la vista para ver de qué se trataba. Y entonces lo descubrí:

Lo primero que vi fue un balcón, y al alejarme un poco más pude ver toda la fachada. He aquí al cine Cervantes, uno más de todas esas joyas arquitectónicas que Rosario supo exhibir.

El hallazgo me encantó tanto que me motiva ahora a abrir una nueva categoría en el blog. Si lo pensamos bien, hay muchos lugares que debería visitar: el cine Urquiza, el Atlas, el Lumiere... y tantos más.

Rosario tiene una enorme historia en cuanto a salas de cine, y eso todavía se siente. Es una de las ciudades que mayor cantidad de entradas vende en el país, incluso según me han comentado personas de ese ámbito, se venden en proporción más entradas en Rosario que en Buenos Aires.

Así que rescatar el patrimonio arquitectónico relacionado a este segmento cultural y económico tiene, de alguna manera, muchas más ventajas.

Como puede verse, en este caso el Cine Cervantes fue reciclado parcialmente como estacionamiento, algo que le ha pasado a más de un cine rosarino, en parte porque es la transformación más sencilla que se le puede hacer a una estructura de este tipo. A la izquierda está el negocio que ya mencioné antes, hay una puerta que debe dar paso a las casas situadas en la planta superior, y a la derecha hay otro negocio.

Me deslumbró que la parte principal de la fachada siga en pie y además en perfecto estado, hermosamente pintada y sin grietas ni nada de ese tipo. Ojalá otras salas rosarinas estuvieran en este estado.

Pues nada más. Como yapa, una contracara, literalmente hablando. Casi frente a esta hermosa sala, en la vereda opuesta, una fachada tapiada y un edificio reciclado de manera algo... extraña.


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