viernes, 21 de noviembre de 2014

El día de la esquina

A veces usamos expresiones como "el día del arquero" o "el día que las vacas vuelen". Y nos pasa, como al Sr. Burns, que esos días a veces existen, llegan, y lo que era una expresión metafórica se nos hace realidad en la cara.

Y es que hay días para todo, como lo demuestra una de mis caminatas por Rosario, donde uno puede encontrar casi cualquier cosa. Buscando, como siempre, algo para fotografiar, noté una placa a pocos metros de la esquina de Iriondo y 3 de Febrero. Estaba a la distancia justa como para poder leerla sin demasiado esfuerzo, aunque temí que la cámara de mi celular no lograra captar bien las letras. Por suerte el sol era fuerte y pude aprovechar el contraste.



Para el que no llegue a leerla, o no quiera romperse un poco la vista, dice lo siguiente:

Ningún hombre es por sí mismo todo lo que es.
Sus amigos forman parte de su ser.
A través de los años y simbolizando a todos aquellos que formaron la barra,
nuestro culto a la amistad.
20 de marzo "Día de la esquina"
Iriondo y 3 de Febrero
Año 1976
Sinceramente no tengo ni idea de qué es ese día, quienes o por qué pusieron esta placa tan curiosa, quienes formaban "la barra", por qué es esa esquina importante, si realmente el día de la esquina existe en alguna parte o solamente se celebraba en la zona, ni nada de nada. Pero me pareció una linda anécdota para contar, porque realza uno de los valores más importantes del ser humano: el "ser con otro", el poder reconocer que hay otras personas que nos acompañan en la vida y nos ayudan sin pedir ni buscar nada a cambio más que nuestra felicidad, y sin siquiera tener la misma sangre.

Así que vaya un aplauso y mis respetos a los que crearon ese día, a los que le dieron valor en esa esquina y pusieron tan curiosa y linda placa.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Antigua Pizzería Austral (Rioja casi esquina Maipú)

Me atraen los edificios huecos, las fachadas que quedan como único testigo de que allí hubo otro edificio antes. Son algo muy curioso, porque es un estar y no estar. Uno lamenta la pérdida de lo que tal vez nunca vio, pero se alegra al menos de poder ver el cascarón vacío, que no ha sido derribado y aplastado por la maquinaria de construcción. La ciudad necesita más fachadas, aunque se pierdan los interiores. A veces es el único compromiso posible.

Hace tiempo venía observando el caso de la vieja Pizzería Austral, toda una institución en la zona según palabras de mi viejo, que me cuenta que en su momento era un lugar muy transitado. Yo lo encontré así:


A la izquierda está el conocido bar Londres, otra institución por su antigüedad.


No recuerdo sinceramente desde hace cuanto que el edificio fue ahuecado, pero desde la calle se puede observar fácilmente, al igual que aquí, que no hay techos, y que del otro lado de la reja no hay nada. Por lo que sé, la obra está detenida, y es una pena que el lugar no sea reacondicionado y vuelva a funcionar. Además, cuando las obras se detienen durante mucho tiempo, las construcciones sufren.

Obsérvese la falta de techo y los cristales rotos.
Estas fotos son de principios de 2014. A fin de año, sigue igual.

La gente pasa y no puede hacer nada... Este edificio, aunque no está
sobre calle San Juan, está a la altura de una zona de esta calle que
busca ser reactivada. Es necesario que estos edificios vuelvan a
ser usados para que esa zona sea más segura, transitada y limpia.

Bueno, ¿y qué es lo que pasó? Lo que tenía que pasar. En una de esas tormentas fuertes a las que nos estamos acostumbrado, la lluvia y el viento aflojaron el cartel de la emblemática pizzería. Paso regularmente por ahí y tuve la suerte de verlo al día siguiente. Enseguida noté que algo faltaba, así que saqué una foto:


Había MUCHO sol. Disculpas por la calidad de esta imagen.

Como puede verse, la caída también afectó al cartel de la obra. Pocos días después, con más tiempo, pasé de nuevo y tomé mejores fotos. Aquí puede verse que el cartel reglamentario ha sido puesto de nuevo, sobre la ventana.




En fin, una verdadera pena. Vaya uno a saber qué pasó con el cartel, que era tan emblemático como la pizzería. Lo bueno es que nadie salió lastimado por la caída; lo malo es que haya sucedido. Es un ejemplo más de lo mal que se manejan las demoliciones y las construcciones en nuestra ciudad. Tema del cual volveré a hablar en unos días, lamentablemente.

Como anécdota, las últimas fotografías las saqué un sábado por la mañana. Al verme con el celular, una señora me preguntó si era de la Municipalidad. No, le dije.