lunes, 26 de mayo de 2014

La escalera del terror

No soy ingeniero ni arquitecto. Pero a veces veo situaciones tan obvias que no puedo dejar pasar.

Es el caso de esta escalera que vi por casualidad, hace un tiempo, por el barrio Empalme Graneros. A pocos metros de la villa de Barrio Toba, cerca de las vías, existe una casa como muchas otras, hechas de manera improvisada, evidentemente sin asesoramiento profesional.

Las fotos son borrosas y desprolijas porque fueron tomadas con un celular, sobre un colectivo, poco tiempo después del incidente. En ellas se puede ver una escalera derrumbada, sostenida, a la derecha, por una pared de ladrillo hueco, y a la izquierda, por una simple y delgada columna. Por lo que recuerdo, esa columna estaba a la altura de un pequeño descanso, pero no había nada más que soportara el peso de la estructura.

Hay varios fallos. En primer lugar, utilizar ladrillos huecos para crear una medianera Y al mismo tiempo soportar el peso de una escalera de cemento, bastante pesada. Vanesa vio además, que esos ladrillos no son portantes, sino de cerramiento (los más comunes, para los que no sabemos nada del tema :D ). La medianera debería ser de ladrillos macizos, no sólo por reglamento, sino también porque hubieran soportado mejor la escalera. En la foto no pueden apreciarse ningún tipo de viga ni armazón de acero o similares: he de suponer que simplemente estaba pegada con cemento.

Este fue el resultado. Nos sorprende que haya durado tanto: yo la ví durante varios meses, hasta que finalmente cedió. Tengo que asumir que los dueños utilizaban poco la escalera, o que tal vez tuvo un apuntalamiento que no vi, y que al retirarlo, al poco tiempo todo colapsó.

Sea como sea, siempre la consideré una escalera del terror: un lugar al que nunca me hubiera acercado, ni por debajo ni por arriba.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Sede del Club Español

Construcción 1912

Dirección: Rioja 1052-54

Como se habrán dado cuenta, a nosotros nos encanta estos edificios que nos hablan en su eterno silencio, esta es una obra realizada por el Arquitecto Francisco Roca i Simó, contratado por la colectividad española.

Es un lote entre medianeras desde el cual desbordan toda clase de figuras respetando fielmente la simetría en cada una de sus partes.
La imagen vista desde lejos me recuerda al arco de triunfo, me refiero a la disposición, un plano dividido en tres, y aunque el del centro sigue teniendo el mismo ancho que los otros, se destaca claramente de la composición. 





Cuando nos acercamos nos percatamos de los juegos de volúmenes, el modernismo catalán, expresa su identidad frente a nosotros junto con su riqueza a través de esta arquitectura inspirada en la naturaleza.

Aparecen, figuras humanas, dragones, guirnaldas de flores, rejas de hierro forjado, azulejos, mosaicos, vitrales que representan las horas del día, y para finalizar el escudo español que corona el edificio rodeado por gigantescos leones que imponen su presencia con el cielo a sus espaldas, vigilando y custodiando su hogar en medio de la jungla urbana.








Las esculturas fueron realizadas por Diego Masana, los vitrales por catalanes Fornel y Buxadera y la puerta industrial de acceso encargada a la empresa Glasgow.






jueves, 15 de mayo de 2014

El extraño caso de la columna que no estaba

Es como un mito, un fantasma, una leyenda de esas que nos contamos a nosotros mismos pero que no recordamos cuando comenzó.

Paso por la zona de Córdoba y Richieri bastante seguido, tanto a pie como en colectivo, y esto ha sido así desde hace años. Y por eso esta... cosa fue una de las que siempre recordé como anécdota, como chiste, como algo para contar y recontar.

El edificio, que está cerca de esta esquina, está igual desde hace años. No se ha caído, ni fracturado, ni nada. Yo creo recordar que la columna ya estaba rota desde antes, mucho antes, y también creo recordar que la sección inexistente era más pequeña antes, como si el tiempo y manos inescrupulosas la hubieran ido destruyendo. Incluso no estoy seguro de si antes la columna estaba entera.

Según Vanesa, evidentemente no es una columna de soporte, y el peso debe estar repartido hacia otras partes. De otra manera el edificio se hubiera caído hace tiempo. Pero no deja de ser curioso que eso esté allí.

¿Cuál es la respuesta? Los surcos en la parte interior de la columna esconden el regulador de gas. De manera que es una forma curiosa y bastante decorativa de insertar esta instalación, a plena vista y al mismo tiempo escondida.

lunes, 12 de mayo de 2014

La fiebre Dakar no tuvo límites

2014 empezó con la fiebre Dakar en las venas rosarinas. Incontables personas, aunque no fueran aficionadas a los autos o las motos, aunque no supieran nada de categorías, carreras o motores, se prendieron a las noticias, y aprovecharon la presencia de los incontables bólidos para salir a mirar algo diferente, divertirse, aprender, sacarse fotos, etc.

Sin embargo, una cosa es ver estos vehículos en donde se supone que descansan, y otra, pues, salir a caminar y descubrir que están colgando de la fachada de una de las esquinas más reconocidas de calle Pellegrini. Fue así que un día como cualquiera me encontré con este Mini rondando por ahí.

Una inspección más cercana reveló lo obvio: se trataba de una carcasa perfectamente real, sin ningún componente de motor, el cual hubiera hecho aumentar demasiado el peso.

La estructura que lo sostenía era sólida, y sin embargo daba algo de miedo pasar por debajo, debido a la sensación de peso que daba la reproducción.

No sé cuando lo desmontaron, pero varias semanas después del final del Dakar, seguía allí. Supongo que para amortizar el costo y llamar un poco más la atención.

viernes, 9 de mayo de 2014

Pequeño oasis en la ciudad

Camino por las calles apurada. El tiempo se me va de las manos con cada paso: esquivar gente, autos, motos y alguna que otra paloma en mi camino. Mi mente enfocada solo en una cosa... y de pronto todas mis preocupaciones se esfuman en un segundo y regresan luego a la vida.

Había pasado sin darme cuenta por esta casa oculta en rejas... El aroma refrescante a plantas me envolvió por un instante, como un golpe de aire fresco en pleno verano, llamando mi atención por completo. Había encontrado un pequeño oasis.




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Es realmente inusual. Uno pasa con sus asuntos a cuestas, y de pronto, en medio del calor del verano, un soplo de aire refrescante... pero no sólo por la temperatura, sino por el aroma a azahar. Dura dos segundos, dos pasos. Los autos pasan a un costado, muy cerca, porque la vereda es angosta. Es un soplo de vida en medio del gris, del acero y del cemento.

Es algo difícil de describir. Mejor es encontrarlo de sorpresa, como nos sucedió a nosotros, y no olvidarlo, y volver a buscar una excusa para pasar por ahí, cada tanto.

martes, 6 de mayo de 2014

Sarmiento y Mendoza: un derrumbe emblemático

Pasé por ahí recientemente, varias veces. Nunca me había gustado la decoración externa del lugar, tengo que decir: no me molesta que intervengan las fachadas, de hecho hay algunas casas antiguas con verdaderas obras de arte moderno en ellas. Pero en esa esquina, el negro no quedaba bien. Se notaba el maltrato, el abandono.

Me sorprendió como a todos, creo, ver esta noticia en el diario La Capital, pocos días después, el 28/04/14: Derrumbe en un bar que estaba siendo remodelado en Mendoza y Sarmiento.

Según dice la nota, estaban remodelando el interior, y aparentemente alguien tiró una pared que soportaba parte del techo. Ahora bien, cualquier persona con dos dedos de frente (aunque no sea arquitecto) sabe que las paredes sostienen el techo. Por lo menos, hasta que se invente algún sistema antigravedad :P Resulta algo insólito y plantea dudas sobre si había alguien a cargo de la obra, o si simplemente el dueño dijo: "hagan más espacio" y los albañiles obedecieron sin cuestionar.

Al día siguiente, martes 29/4, se daban más detalles: Se derrumbó el techo de una obra en pleno centro y casi desata una tragedia.



Soy testigo de que, como se marca allí, las obras no estaban señalizadas. No había ningún cartel que marcara un permiso municipal para obras de demolición, ampliación o lo que fuera. Los conozco porque siempre estoy atento a las remodelaciones de casas antiguas. Para colmo, los testigos dicen que había albañiles, posiblemente en negro, sin elementos de seguridad básicos. Como suele pasar en la ciudad, la obra había sido denunciada por el gremio de la construcción, pero nadie hizo nada. De haber sido mayor el derrumbe, ahora estaríamos lamentando la pérdida de vidas humanas.

Más allá de esta desgracia con suerte, de las irregularidades laborales, de seguridad y administrativas, se esconde también, lamentablemente, el poco respeto por el pasado. Pero, ¿qué podemos pedirle a un dueño que no respeta las vidas humanas, que las contrata por fuera de todas las leyes y los pone a hacer trabajos sin que una mano experta los guíe? Como dije antes, supongo que no había ningún responsable de la obra: si había un arquitecto a cargo, hay que sacarle la licencia de por vida...

Como dice la segunda nota, en la Municipalidad estiman que esa casona tiene al menos 100 años, pero que ha ido perdiendo, con diversas modificaciones, las molduras y otros elementos arquitectónicos de valor. Lamentablemente, desde hace tiempo era algo así como uno de esos troncos muertos que dejan las podas exageradas en ciertas zonas de la ciudad: un testamento lamentable del desprecio por lo bello, de la destrucción inexperta e irracional en lugar del cambio razonable y cuidado. ¿No se la pudo salvar antes, cuando todavía tenía identidad y algo de orgullo?

Lo que más temo es que el edificio sea irrecuperable y que de él no quede ni la fachada. Con una ubicación tan céntrica (justo frente a la Sala Lavardén), el destino más seguro es la construcción de un edificio de departamentos que borrará de otra esquina una esquirla del pasado de la ciudad.

Sirva esto como recuerdo lamentable, pero recuerdo al fin. No podemos salvarlo todo, pero al menos conozcamos este caso, para evitar que sucedan otros.


Las dos fotos son cortesía del Diario La Capital, Decano de la Prensa Argentina.

viernes, 2 de mayo de 2014

Mansión por Oroño, entre San Luis y San Juan

Siempre es triste verlas partir. Boulevard Oroño es una zona protegida, en la que los muchos edificios historicos no pueden ser tocados, ni mucho menos demolidos. Todavía recuerdo cuando, hace bastantes años, se armó un gran escándalo cuando un diario local reveló que estaban demoliendo de a poco unos balcones de una casona señorial.

Lamentablemente, no se puede proteger todo, y hay edificios que, por no tener un valor histórico, por no ser de algún arquitecto famoso o por lo que sea, no son protegidos. Y eso así como caen bajo la piqueta, a pesar de su belleza, menos antigua que la de los edificios vecinos, pero no por eso menos valedera.

Hace unos días tuve la suerte (porque odio descubrirlo tarde) de encontrarme con uno de estos lamentables casos. Hago aquí lo único que puedo hacer: registrarlo para la posteridad. En un tiempo la reemplazará la sucursal de un banco... lástima que no hubiera un lugar más apropiado para destruir.